El ensayo es la forma principal de la comunicación escrita, es decir, el soporte estructural más importante que sirve de vehículo al lenguaje humanístico.
Consiste en la defensa de un punto de vista personal y subjetivo sobre un tema (humanístico, filosófico, político, social, cultural, etcétera) sin aparato documental, al menos extenso, de forma libre y asistemática y con voluntad de estilo.
El ensayo es un escrito dirigido a lectores no especializados, en el que el autor desea exponer un tema de forma breve y suscitar interés en el lector.
El canal más frecuente de difusión es la prensa (revistas, periódicos). Por ejemplo, los editoriales de los diarios suelen ser ensayos donde se ofrece el punto de vista o la tendencia política que tiene el periódico. También, se publican libros donde se recopila un conjunto de ensayos del mismo autor, del mismo tema.
El ensayo, a diferencia del texto informativo, no posee una estructura definida ni sistematizada o compartimentada en apartados o lecciones y se considera distinto a él también por su voluntad artística de estilo y su subjetividad, ya que no pretende informar, sino persuadir o convencer; utiliza la modalidad discursiva expositivo-argumentativa y un tipo de razonamientos "blandos".
Una de las características del ensayo es el tono personal; la actitud del que lo escribe no es la misma que la del científico, el jurista o el filósofo, que siempre debe intentar mantenerse en un plano objetivo y racional.
El ensayista no necesariamente utiliza la dialéctica porque sólo pretende exponer unas opiniones acerca de un tema e interesar al lector sin convencerle de sus propias opiniones.
Para expresar esa opinión o experiencia personal, los autores de ensayos utilizan generalmente recursos literarios (lenguaje lleno de imágenes, repeticiones...).
En definitiva, lo más característico del ensayo, es que no tiene reglas fijas. De hecho, el ensayo es un género con cabita tanto para temas como para fromas y tonos muy diferentes, por eso se pueden tratar temas considerados “serios” con un tono humorístico, o se pueden tratar temas humorísticos de una manera seria.
Lo que lo distingue de otros textos es la relación directa del autor con el tema: si el autor duda sobre algo, comparte esta duda con sus lectores.
Estructura
Introducción: el autor introduce al lector en el tema que se va a tratar. Se presenta la tesis del ensayista: el planteamiento principal que se va a sostener con razonamientos a través de la obra. La introducción debe despertar el interés del lector, motivándolo a leer el resto del texto. Esta parte generalmente abarca el primer párrafo, pero hay escritos en el cual se extiende hasta el segundo.
Desarrollo: se sostiene la tesis, ya probada en el contenido, y se profundiza más sobre la misma, ya sea ofreciendo contestaciones sobre algo o dejando preguntas finales que motiven al lector a reflexionar. Esta utiliza principalmente recursos como lo son la descripción, la narración y citas que deben ser incluidas entre comillas.
Conclusión: Esta última parte mantiene cierto paralelismo con la introducción por la referencia directa a la tesis del ensayista, con la diferencia de que en la conclusión la tesis debe ser profundizada, a la luz de los planteamientos en ellos expuestos en el desarrollo de lo que desea comprobar.
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